La palabra “coraje” se utiliza raramente en el mundo empresarial. ¿Qué es coraje? ¿Qué significa tener coraje en el contexto organizativo? Habitualmente se interpreta el coraje con la sabiduría y la habilidad de tomar decisiones y actuar en situaciones de incertidumbre, asumiendo conscientemente los riesgos inherentes. También se identifica el coraje con la tendencia a emprender, a innovar o a llevar a cabo algún cambio radical. Sin embargo, hay una tendencia a no querer saber que “tener coraje” también corresponde al rechazo de las practicas que van contra la ética y los valores. Esta tercera vía interpretativa yace en el olvido.
El coraje es una virtud cardinal en la filosofía. Etimológicamente proviene desde el mundo militar, pero el concepto que tenemos del “coraje” ha evolucionado, y la filosofía lo considera como la capacidad de enfrentarse a las propias lagunas y debilidades. Muchos de los problemas que sufrimos hoy en el mundo empresarial podrían evitarse si hubiera suficientes personas con el “coraje de la tercera vía” para cuestionar si las decisiones estratégicas que se estaban tomando eran las más adecuadas. Si hubiera existido ese coraje en las oficinas de las Cajas de Ahorro, en estos momentos no estaríamos viviendo el drama humano de las Preferentes. Que fácil resulta culpar a la “obediencia debida” de la falta de “coraje”!
Desgraciadamente estamos asistiendo a demasiados acontecimientos que nos llevan a tener que admitir que en la actualidad en el mundo empresarial falta, es visión del coraje. ¿Irresponsabilidad empresarial? ¿Fracaso sociológico? ¿Mutación antropológica? Para poner una nota de optimismo podemos señalar que los filósofos clásicos consideraban que el coraje era un rasgo que cada uno podía llegar a desarrollar, ya que no era una cuestión de ausencia de miedos sino la capacidad de superarlos. Para ser dueño de la vida, hay que tener coraje…
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