Fácil, claro y además con un alto grado de satisfacción. De aquí sale mi reflexión: que las empresas deberían apostar más para que nuestros clientes tomen una decisión rápida, signo de la confianza que depositan en nuestros productos/ servicios. Ante demasiadas opciones nos sentimos confusos y después de comprar, muy a menudo nos preguntamos si realmente era la mejor elección.
Este sentimiento de duda permanente, nos aleja de la “emoción de compra” y del sentimiento de satisfacción. Además, al ritmo al que se desarrolla la tecnología hoy, hace que la venta de productos tecnológicos apostando por sus especificaciones técnicas carezca de sentido ya que en poco tiempo se quedan obsoletos.
Por cierto, ¿alguien de vosotros se ha leído el manual de instrucciones de su ordenador o impresora o televisión? Si queremos captar a nuestro clientes y fidelizarlos deberíamos desarrollar las estrategias de venta de nuestros productos/servicios desde una perspectiva emocional y humana. Los valores no pasan, son para siempre. Si conseguimos “enamorar” a nuestros clientes, si nuestros clientes comparten nuestros valores, conseguiremos una conexión permanente con ellos.
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